Entre finales de los cuarenta y principios de los cincuenta del siglo XX, partiendo del indefinido canario del País¹, que a pesar de su mitificación no dejaba de ser más que el canario común criado en España, se empezó a trabajar en pro de la consecución de un canario de canto que fuera representativo de la Canaricultura nacional. Si bien el objetivo era uno, dos fueron los caminos elegidos para conseguirlo, caminos que, lejos de converger, con el tiempo fueron separándose más y más, hasta el punto de que desembocaron en modelos de canto claramente antagónicos.
En F.O.E., de la mano, principalmente, de Garrido, Serrano, Crespo, Pulido y Lacomba, se seleccionó un canario de canto metálico, alegre, variado y de repertorio estereotipado, primando la emisión de giros de texto fonético limitado fácilmente identificables, entre los que destacaban los timbres, el CHAU y el PIAU, considerados básicos y hereditarios y que conferían gran homogeneidad al conjunto de los ejemplares. Como la base de la canción de este tipo de canario eran los timbres se le denominó Timbrado Español.
Paralelamente a ese trabajo, en el Grupo de Pájaros del Sindicato Nacional de Ganadería, se llevaba a cabo otro muy diferente tendente a la consecución de un canto basado en los giros de ritmo no continuo y texto fonético ilimitado, preconizado, principal que no exclusivamente, por Drove , Ruiz, Rico, Pérez Manso, Ecalle y Bouzo , que buscaban canarios que destacaran por sus dotes interpretativas y cuyo canto fuera valorado más por sus cualidades y excelencias musicales. Estos autores denominaban a su canario de Canto Español o Cantor Español, cuyo referente eran ciertos canarios criados a principios de siglo en algunas comarcas catalanas, principalmente en la zona de Vich, y de los que sólo quedaban referencias idealizadas hasta que Drove los redescubriera en Asturias. Estos canarios asturianos de los años cincuenta, que poco a poco se fueron extendiendo por toda la geografía española, constituyen el origen de los actuales canarios de Canto Español Discontinuo.
Nuestro agradecimiento y reconocimiento a los criadores asturianos de los años cincuenta, sin los cuales no podría entenderse el moderno Canario de Canto Español Discontinuo.
En el año 2008 un numeroso grupo de criadores pertenecientes a FOCVA, inician el proceso de reconocimiento, a nivel nacional, como nueva raza del Canario de Canto Español Discontinuo. El 4 de Diciembre de 2010 este proceso culmina con el reconocimiento oficial a nivel nacional del Canario de Canto Español Discontinuo, convirtiéndose así en la segunda raza española de canarios de canto.
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¹ El canario del País era, supuestamente y según creían los canaricultores de la época, el descendiente directo más puro de los primeros canarios silvestres criados en cautividad en España, por ello se suponía que su genotipo y fenotipo eran los más próximos a su antepasado salvaje; no obstante, es imposible hablar de este tipo de canarios como constitutivo de una raza, ya que los canarios del País carecían de la homogeneidad fenotípica, grosso modo, que caracteriza a las razas fijadas y seleccionadas, al menos en lo que se refiere al canto; puesto que en la Barcelona de los años 30 del siglo XX se celebraban concursos de la variedad del País, si bien en la modalidad de postura (origen del actual canario de Raza Española).
Del canario del País español surgieron, bien por selección, bien mediante cruces con razas extranjeras, canarios silvestres e incluso a través de la hibridación con verdecillos, varias razas, aunque algunas de ellas no han sido reconocidas hasta hace pocos años. Así, si leemos los artículos de la época, las referencias en libros de canaricultura, españoles y extranjeros, y los cruces de los que se habla en ellos, comprobaremos que se mezcla el origen de los canarios de Raza Española (Cataluña), del Timbrado (Madrid), del Giboso Español (Sevilla), del Melado Tinerfeño y del Larguillo (Valencia). Aunque el Canario Canto Español Discontinuo siempre se ha amparado por el estándar del Timbrado, nuestro canario de canto basado en los ritmos no continuos surgió en la misma época que el Timbrado, de forma paralela e independiente, en Asturias.